miércoles, 11 de febrero de 2009

Plan de estimulo y sus falacias



Becher y Murphy profesores en la Universidad de Chicago (el primero de ellos premio nobel), nos trasmiten su opinión en un artículo del Wall Street Journal publicado ayer, sobre el plan de estimulo fiscal de Obama, centrándose en los 500 millones de euros del total ( 835.000 millones de dolares) que supondrá un aumento del gasto público, destinándose el resto a reducciones de impuestos.

Su posición es contraria al estimulo mediante el incremento del gasto público, si bien no es tan radical como la de Eugene Fama, que ya hemos comentado aquí, y que suponía un efecto expulsión total, con un multiplicador del gasto público igual a cero, posición difícilmente comprensible, ya que yo creo como Krugman que sorprendentemente confundía las identidades contables, con ecuaciones de comportamiento, pensando que el ahorro es un stock fijo.

En este caso la crítica se estructura en 4 puntos:

1.- Reducido impacto del gasto público sobre el PIB, debido a la naturaleza de los progamas de gasto, afirmando que el multiplicador se encontrara muy por debajo del 1,5 estimado por algunos economistas (supongo que se estaran refieriendo a la estimación de cristina romer, la cual basándose en un modelo neokeynesiano llego a estimar el multiplicador del gasto público en esa magnitud).

2.- Aunque el estimulo se proyecta como temporal, según los autores por la presión de los grupos de interés conllevará un mantenimiento de los programas de gasto en el largo plazo, cuando la economía se haya recuperado, por lo que el efecto expulsión en el largo plazo será prácticamente total al no existir recursos ociosos.

3.- Debido a la premura y a la significativa cantidad de gasto público, es muy probable que la mayoría de los programas no pasaran un análisis coste-beneficio, por lo que el impacto desde este punto de vista sería negativo

Aquí me gustaría centrar la atención en el cuarto, ya que en mi opinión es un postulado que a fuerza de repetirlo nos lo hemos acabado creyendo, y es esgrimido por aquellos que están en contra de incrementar el gasto público (y pensado por muchos de aquellos que no lo están). Como afirman Becher y Murphy:


4.- “el incremento en la deuda federal causada por el paquete de estímulo, deberá pagarse finalmente con mayores impuestos sobre los consumidores y empresas


En caso de que el incremento en el gasto público sea eficaz, se incrementará la activad económica, saliéndose con mayor prontitud de la situación de recesión, y por tanto se generaran unos mayores ingresos impositivos, en relación a la situación de la inexistencia del incremento del gasto público, por lo que el funcionamiento de los estabilizadores automáticos “financiaría” el déficit. En otras palabras se generaría un déficit cíclico negativo, que se compensaría con el correspondiente déficit positivo existente en la fase expansiva subsiguiente.

La falacia del argumento se encuentra en que no se condiciona a la ineficacia del incremento del gasto público para estimular la economía, simplemente se afirma que en cualquier caso el incremento del gasto público implicara déficit y por tanto mayores impuestos en el futuro, que desincentivarán la actividad económica.

De hecho, ellos en su primera crítica no afirman que se produzca un efecto expulsión total, simplemente que el multiplicador será inferior a 1,5, por lo que la recaudación impositiva aumentaría. Tampoco tienen en cuenta la diferencia comentada entre el déficit cíclico y el estructural, asociándose el programa de estímulo al primero de ellos y por tanto pudiéndose compensar con superávit subsiguientes.
En caso de que se supusiera un efecto expulsión total (lo que afirman en el largo plazo apelando a la crítica dos) el incremento de los impuestos futuros no es una crítica independiente de las tres restantes, sino únicamente un corolario que se deduce y en parte está contenido cuando afirmamos que se produce un efecto expulsión total. Es obvio que si incrementamos el gasto público apelando a deuda y no es eficaz en estimular la economía, es como si nos endeudáramos para comprar algo que no sirve para nada, y por lo tanto esa deuda acarreará los efectos negativos de la misma, sin verse compensada por los efectos beneficiosos de los que se pretende “comprar” con ella, pero eso ya se afirma cuando se sostiene que se produce un efecto expulsión total, y presentarlo como un argumento independiente da a entender que el incremento de la deuda ira asociado inexorablemente a aumentos en los impuestos futuros.

No hay comentarios: