viernes, 6 de febrero de 2009

Política fiscal y el Fondo Estatal de Inversión Local.


En los últimos meses y en especial semanas, se está produciendo un enconado debate, principalmente entre los economistas americanos, en relación a que estrategia de política fiscal es la más adecuada para combatir la crisis. Los economistas Mankiw y Krugman, han estado especialmente prolíficos desde sus blogs en este asunto. Desde aquí ya he comentado las opciones disponibles, si bien la intensidad de los debates en las últimas semanas, así como nuevos participantes, hace aconsejable glosar las alternativas disponibles, y los argumentos que las soportan.

Ya antes de que Nassim Taleb desarrollara su teoría sobre los cisnes negros, era obvia la debilidad de las predicciones en las ciencias sociales en general y en la economía en particular. Los tiempos actuales nos recuerdan que la debilidad se extiendo no solo a las predicciones sino a algunas de las explicaciones ex-post de diferentes hechos económicos, como la efectividad de los diferentes instrumentos de la política fiscal.

Imaginemos un paciente que se encuentra aquejado de una dolencia muy grave, es diagnosticado por tres médicos y cada uno le prescribe una terapia diferente, al menos dos de ellas incompatibles entre si. Para el lector que siga con cierto interés las noticias económicas esta puede ser la impresión que extrae al leer las posiciones de diferentes economistas, concluyendo que la economía actual se encuentra en un nivel de desarrollo similar al de la medicina antes del descubrimiento de la penicilina por Fleming en 1928, contando entre sus filas más victimas que beneficiarios.

Ciertamente la situación no es tan lúgubre, existiendo posturas que gozan de mayor consenso y otras más minoritarias. Pensemos en la medicina actual, en occidente también hay una corriente principal, que goza de mayor numero de acólitos, la llamada medicina convencional, a lo que hay que sumar un conjunto de terapias, provenientes en algunos casos de oriente, con postulados en ocasiones opuestos a la ortodoxa, esto es, la medicina alternativa. A continuación explicitaré las diferentes alternativas, sus implicaciones y su grado de consenso.

1.- Aumento del gasto público:

Esta opción cuenta con uno de sus adalides más significativos en el profesor de Princeton; Paul Krugman. En todos los manuales se enseña que el multiplicador del Gasto Público es mayor que el de los impuestos, debido a este debate los que no conocíamos la literatura académica sobre los multiplicadores, hemos descubierto que a nivel empírico no es ni lo uno, ni lo otro, ni todo lo contrario. Por lo que no podemos apelar a estudios sobre los mismos para decantarnos por una u otra opción.


2.- Reducción de los impuestos:

Un ferviente defensor de esta postura es Mankiw, para ello se apoya en la estimaciones de los multiplicadores realizadas en los trabajos de Ramey y Romer, el problema como ya comenté y hemos referido en el párrafo anterior, es que hay otros estudios que llegan a conclusiones opuestas y que como el mismo Mankiw reconoce, Ramey estima el multiplicador del Gasto Público, mientras que Romer lo hace para los impuestos por lo que los resultados no son comparables. Otro motivo para dudar de los resultados de los modelos se deriva de la gravedad de la crisis actual, lo que ha podido cambiar el impacto de las diferentes políticas.


3.- Aumento del Gasto Público y reducción selectiva de los impuestos

Esta aproximación ecléctica es la defendida por organismos internacionales como el FMI, o el semanario The Economist, poniendo el énfasis no obstante, sobretodo en el caso del FMI, en el aumento del Gasto Público, restringiendo la reducción en los impuestos a los ciudadanos con menores rentas y/o sujetos a mayores restricciones crediticias, de forma que la probabilidad de destinar una parte significativa al ahorro del incremento en la renta disponible sea muy reducido

4.- No hacer nada.

Visión defendida por economistas como Eugene Fama y economistas alineados con los postulados de la actualmente denostada escuela de Chicago. Su razonamiento es que al aumentar el Gasto Público, dado que el ahorro de la economía esta dado, y este es igual a la inversión, necesariamente deberá expulsar a la inversión privada, por lo que no impactará sobre la demanda agregada al producirse un efecto expulsión total, incrementando únicamente los tipos de interés y por ende, los costes financieros.


También ha habido una “trifulca” en relación a cual sería el impacto de considerar estímulos fiscales temporales versus permanentes. Recordemos que para no comprometer la sostenibilidad fiscal los estímulos previstos son en todos los casos temporales. La posición defendida por Krugman y que yo comparto sostiene, basándose en la teoría de la renta permanente de Milton Friedman, que un aumento temporal del gasto público impactara en mayor medida sobre la demanda agregada que un aumento permanente, ya que en este caso será necesario apelar a un incremento de los impuestos futuros de una mayor cuantía, (un aumento temporal no necesariamente requerirá un incremento de los impuestos en el futuro, eso dependerá de si la expansión futura es suficientemente significativa para compensar el déficit generado) y por tanto al reducirse la renta permanente, los agentes económicos reducirán el consumo.

Por el contrario, una bajada de los impuestos temporal (que como hemos dicho, es la alternativa que se baraja) aumentará en una cuantía reducida la renta permanente y por tanto, las pautas de consumo no se verán muy afectadas

5.- Opinión personal

En mi opinión la mejor opción es la dibujada en la alternativa tercera, siendo la que más se aproxima a las políticas implementadas de facto en la mayoría de países. No obstante para como ha repetido en numerosas ocasiones Krugman, Mankiw y otras economistas, el incremento en el gasto público debe hacerse atendiendo a criterios de eficiencia y coste beneficio, así como implementar un cuidadoso proceso de monitorización en el uso y destino de los fondos públicos, al objeto de destinar el dinero a actividades que incrementen claramente la utilidad de los ciudadanos y/o la capacidad productiva de la economía, minimizándose los problemas del efecto expulsión.

Una vez planteado el marco conceptual de lo que se entiende por un conjunto relevante de economistas como una “buena” política fiscal expansiva, voy a pasar a valorar la medida de estimulo fiscal llevada a cabo por el gobierno de Zapatero, consistente en el llamado Fondo Estatal de Inversión Local, por el cual se destinan 8000 millones a la realización de obras nuevas y carácter inmediato en el ámbito local.

-Por su premura es imposible efectuar un análisis coste beneficio, que minimice el riesgo de efectuar proyectos cuyo coste de oportunidad supere el beneficio generado por el mismo.

-Dado que va destinado a la realización de pequeñas obras de menos de 6 millones de euros, sin una visión global de conjunto, es muy posible que su impacto sobre el stock de capital sea muy reducido, por lo que el multiplicador, en especial a medio plazo también lo sea-

-Su objetivo es crear unos 200.000 empleos, de una duración media de unos 7 meses. Ambos objetivos aun en el caso de alcanzarse, no se corresponden con las necesidades de la situación actual. En el año pasado el paro aumento en prácticamente un millón de personas, para este año se espera un incremento igual o mayor, por lo tanto el impacto de la medida, incluso en caso de funcionar como se pretende sólo alcanzaría al 10% de los nuevos parados del 2008 y 2009. La duración de la crisis según la mayoría de los organismos internacionales, para el caso de España se espera que alcance al 2010, por lo que la duración medía de siete meses es claramente insuficiente.

1 comentario:

mamvas dijo...

Eduardo

Buena síntesis de este complejo problema en el que estamos. En todo caso, las políticas keynesianas siempre tenían un horizonte temporal (no eran para quedarse, como creyeron después) y esa operatoria en la cual el Estado debe tomar las riendas de la economía y reducir los impuestos, es producto del excesivo descalabro en que ha quedado todo el sistema despues de este abuso de libremercadismo y desregulaciones sin control... sólo llevado en la fe ciega de que el mercado se regularía automáticamente, sin pensar que le podía dar fiebre o gripe. Soy contrario a la posición de Mankiw y de Fama. No hacer nada como dicen ellos, puede convertir todo esto en una verdadera catástrofe.

un Saludo

Marco